TRES VISTAS ETÉREAS & UN BONUS TRACK

No ha perdido su verdor la camiseta del Serrano [artículo] / Sergio Ramón Fuentealba. El Sur (diario : Concepción, Chile)– mayo 21, 1989, p. 3 (suplemento) retr.

Por Egor Mardones

                                                              Porque se diría que la amistad nace ya con su nostalgia
y que los amigos no solo se conocen, sino se reconocen
inventándose desde el primer día un ayer.

                                                                       José de la Colina, a propósito de Jules et Jim, de Truffaut

Vista primera: Es marzo del año que vivimos en peligro: 1973. Tengo todavía 16 años, curso Tercero Medio en el Liceo Vicente Palacios de Tomé y vivido apenas unas cuantas experiencias dignas de una mala memoria: el vagabundeo, el cine, la literatura, el rock, el amor fugaz de alguna tierna muchacha desdibujada ya por el inexorable paso del tiempo. 

Mis profesores son todos desconocidos y los voy conociendo en esa primera semana. Ingresa a la sala el último docente que nos hará clases ese año: “Soy Darwin Rodríguez, su profesor de Filosofía”. Lo fue hasta el 10 de septiembre de 1973: después no lo vimos más.

Vista segunda: Han pasado 11 años del horrífico 11 y vuelvo a ver a Darwin el verano de 1984 tras un largo exilio que lo llevó primero a Argentina y luego a Canadá. Ha vuelto para quedarse e instalar un restaurante -La Peña-, que será no solo un buen lugar de reunión donde apurar unos bebedizos de espíritu sutil y abundantes condumios, sino también un espacio para todo tipo de manifestaciones artísticas y un foco de Resistencia político cultural a la rampante dictadura que campea a lo largo y ancho de nuestro literalmente golpeado país.

A poco andar me entero de que ahora también escribe (escribe Literatura, se entiende), cuestión que me interesa y llama poderosamente la atención. Así, muy pronto entablamos una amistad inoxidable que sobrevive hasta hoy. Con sus altibajos y entreveros como toda verdadera amistad -todo hay que decirlo-, pero amigos forever.  

Vista tercera: Darwin Rodríguez partió al exilio como un zoon politikon que estudiaba Filosofía en la UdeC y regresó casi como un zoon poetikon. En Canadá publicó sus primeros relatos en el libro colectivo Marinero del alba y en la revista Literatura chilena en el exilio. Regresa a Chile el año 1984 y aquí publica Tres vistas aéreas, cuentos 1988; Caballo azul, poesía 1997; Apuntes para una historia, ensayo 2008; Cuentos contra la amnesia, cuentos 2009.

Debemos señalar también que desde su regreso ha sido un activo agente cultural, realizando encuentros, proyectos y concursos literarios; promoviendo publicaciones y editando libros en su editorial Al Aire Libro; y ocupando diversos cargos en el área de la cultura local y regional, etc., etc, etc…

Bonus track: La obra cuentística de Darwin Rodríguez, como ha sido señalada por la crítica, tiene un fuerte asidero en la peripecia vital y en la recuperación de la memoria en los periodos de predictadura, dictadura, exilio y transición. “Alguien podría pensar que ya se ha escrito bastante sobre ese tiempo y sus desgarros, pero -como señala muy certeramente Soledad Bianchi- para evitar el olvido, recordar no será nunca demasiado, ni siquiera suficiente”.

Así lo entiende el autor en los 18 relatos que contiene Muchacha italiana viene a casarse, provenientes de sus anteriores libros y que hacen de este una especie de suma antológica.

En estos cuentos los personajes discurren en una sociedad más justa y equitativa para todos; pero terminan pagando cara “su osadía”, siendo muchos de ellos detenidos, torturados, exiliados y perseguidos por un régimen que no les da tregua, que los quiere lejos. 

Sin embargo, los personajes de estos relatos en general nunca pierden la esperanza, el amor, la solidaridad, el buen humor y parecen estar siempre desbordados por una luz de humanidad que los pone a salvo de todas las barbaries.

No hay odios, rencores ni nada que huela siquiera a revancha o resentimiento en sus ideas y acciones, lo que los hace todavía más dignos y nos lleva a empatizar definitivamente con ellos.

Por eso y por mucho más que eso y por la amistad que nos une por tanto tiempo, es que me atrevo a recomendar la lectura de este libro sin pensarlo dos veces. 
Era que no:

Muchas gracias.